El acné de la mujer adulta es un problema frecuente.
Existe mucha desinformación en torno a este tema. En la era de Internet, es fundamental que los profesionales de la salud aporten también los datos que los pacientes necesitan. En ese sentido, me gustaría abordar el acné en mujeres en mayor profundidad.
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¿Cuán frecuente es el acné de la mujer adulta?
Como ya comentamos en esta entrada, el acné dista mucho de ser un problema «de adolescentes».
Por desgracia, es frecuente que continúe hasta la edad adulta o se presente por primera vez en esta edad. Sin embargo, esto no es bien conocido por la población. Debido a ello, al estrés de padecer acné se une la incomprensión de pensar que es una patología «que no debería suceder a esa edad».
De hecho, existen estudios que determinan que el acné del adulto es una patología en aumento. En una investigación realizada en Francia con una encuesta y más de 3.000 pacientes se determinó que la prevalencia de acné en mujeres de 25 a 40 años era del 41 %.
Este tipo de acné es más frecuente en mujeres que en hombres, y puede persistir hasta después de la menopausia.
Tipos de acné de la mujer adulta
El acné del adulto se ha dividido en tres subtipos principales: el acné persistente, el acné recidivante y el acné de inicio tardío. Se definen por lo siguiente:
- Acné persistente: el acné se inicia en la adolescencia y se continúa hasta la edad adulta. Es el más frecuente de los tres, viéndose en el 75-85% de los casos.
- Acné recidivante: el acné aparece en la adolescencia, regresa y, posteriormente, recidiva en la edad adulta.
- Acné de inicio tardío: el acné aparece por primera vez en la edad adulta, después de los 25 años de edad.
Según lo que sabemos hoy en día, no tiene sentido hablar de «acné hormonal» como un tipo de acné. En realidad, cualquier acné está mediado por hormonas; en concreto, por los andrógenos.
¿Qué diferencias existen entre el acné vulgar y el acné de la mujer adulta?
El acné de la mujer adulta tiene diferencias notables con el acné vulgar. Podrían resumirse en las siguientes:
- Predominio en el tercio inferior de la cara. Aunque es un dato que se ha cuestionado recientemente, otros autores siguen teniendo la impresión de que el acné en estas pacientes tiene predilección por esta zona. Asismismo, es infrecuente la localización en el tronco en estas pacientes.
- Aparición de brotes perimenstruales. Hasta un 85 % de las mujeres adultas tienen empeoramiento de su acné en los días previos a la menstruación. Esto es más frecuente en las mujeres de más de 30 años, y en aquellas que usan anticonceptivos proandrogénicos.
- Hiperseborrea, presente en el 70 % de las pacientes adultas.
- Acné en piel seca. El acné asienta típicamente en pieles con exceso de grasa y seborrea. Sin embargo, en el acné de la mujer adulta se puede presentar en piel seca.
- Acné asociado a cosméticos. Hasta en un 62 % de los casos los cosméticos son causantes de brotes de acné. Por eso resulta fundamental el uso de cosméticos no comedogénicos.
- Factores específicos relacionados con los brotes: estrés, tabaco y exposición solar se han relacionado con su aparición, además de la menstruación y la aplicación de cosméticos ya comentados.
Son muchos factores a tener en cuenta, y en los que el criterio del dermatólogo será esencial. No siempre es fácil identificar qué es lo que está pasando en un acné.
¿Puede ser algo más que «un simple acné»?
Existen acnés que se producen en la mujer adulta y que se asocian a hiperandrogenismo. Por ejemplo, el síndrome de ovario poliquístico, que es la alteración endocrinológica más frecuente en las pacientes con acné de la mujer adulta. Otros hiperandrogenismos de la mujer incluirían las hiperplasias suprarrenales o los tumores virilizantes.
Algunos signos que nos pueden indicar que un acné de la mujer adulta está asociado a hiperandrogenismo serían: irregularidad menstrual, hipertrofia clitoriana, hirsutismo, alopecia androgénica, menarquia tardía (posterior a los 15 años), acné resistente o acné de aparición reciente.
En un estudio reciente de 120 casos de acné de la mujer adulta se constató que las pacientes con acné persistente – a diferencia de las pacientes con acné de inicio tardío – tienen más incidencia de hiperandrogenismo, síndrome de ovario poliquístico y alteraciones hormonales.
También fue interesante que a pesar de que se diagnosticó a más del 70 % de las pacientes de hiperandrogenismo clínico, solo se detectaron alteraciones analíticas en el 18,3 % de dichas pacientes.
¿Pueden realizarse cambios en el estilo de vida para mejorar el acné?
Lo cierto es que sí. Una posible lista de recomendaciones beneficiosas para las mujeres adultas con acné sería la siguiente:
- Seguir una dieta variada, evitando exceso de lácteos (especialmente los desnatados) y alimentos con carga glucémica alta y alto índice glucémico.
- Evitar el tabaco, pues desencadena brotes de acné y empeora la calidad de la piel en general.
- Evitar el estrés en la medida de lo posible. Es un desencadenante conocido del acné, al elevar las hormonas suprarrenales y la testosterona.
- Realizar ejercicio físico regular, que regula el peso y produce beneficios en la regulación de las hormonas relacionadas con el estrés.
- Dormir una cantidad suficiente de horas al día.
Lo cierto es que son recomendaciones que podrían darse a cualquier población como parte de un estilo de vida saludable. Sin embargo, y más allá de esto, tienen evidencia científica en la mejoría del acné de la mujer adulta.
¿Cómo evaluamos la gravedad del acné para elegir el tratamiento?
Existen métodos estandarizados para evaluar la gravedad del acné. En el caso del acné de la mujer adulta se ha desarrollado recientemente el AFAST (Adult Female Acne Scoring Tool), que es específico para este grupo poblacional.
Sin embargo, aunque tenemos en cuenta la gravedad del acné a la hora de elegir un tratamiento, también valoramos muchos otros factores para adaptarnos a cada paciente.
Así, los dermatólogos consideramos el estilo de vida, relaciones personales, exposición solar, tabaco, nutrición, deseo gestacional, vida profesional, actividades deportivas, sensibilidad de la piel y la repercusión psicosocial que causa dicho acné en la paciente.
¿Cómo tratamos el acné en la mujer adulta?
En otra entrada hablamos del tratamiento del acné de forma global.
Como es lógico, en la mujer adulta podemos tratar el acné con los mismos tratamientos tópicos y fuentes de luz que en el paciente adolescente. Sin embargo, hemos de adaptarnos a las características de cada piel particular.
Como en muchas ocasiones las pacientes tienen la piel seca, debemos usar los tratamientos con más precaución o ayudándonos de cosmética adecuada. Además, la isotretinoína puede ser nuestra aliada en el tratamiento del acné de la mujer adulta, sobre todo para aumentar la rapidez de respuesta a otros tratamientos.
En este apartado nos centraremos en las terapias orales específicas para el tratamiento del acné de la mujer adulta, y que tienen como objetivo disminuir los efectos de los andrógenos.
Anticonceptivos orales
Los anticonceptivos orales combinados con etinilestradiol tienen, de forma global un efecto beneficioso en el acné.
Su mecanismo de acción es inhibir la respuesta ovárica, de forma de se disminuyen los andrógenos circulantes y se deja de estimular la glándula sebácea.
Sin embargo, hay matices a tener en cuenta, pues los que contienen levonorgestrel, gestodeno, norgestimato y desogestrel, aún combinados con etinilestradiol, tienen cierta acción proandrogénica y pueden empeorar el acné.
El uso de gestágenos en monoterapia como desogestrel, DIU con actividad hormonal (Mirena®, Jaydess® y Kyleena®) e implantes subdérmicos (Implanon NXT®), así como el anillo vaginal también son proandrogénicos y empeoran el acné.
En el caso de que la paciente desee anticoncepción, los anticonceptivos más adecuados para evitar la aparición de acné serían aquellos que continen etinilestradiol combinado con gestágenos como drospirenona, dienogest, clormadinona o acetato de ciproterona.
Acetato de ciproterona
El acetato de ciproterona es posible utilizarlo – además de como anticonceptivo – a dosis más altas (Androcur®).
Se trata de un esteroide sintético con efectos antiandrogénicos, que se ha utilizado para múltiples fines (cáncer de próstata, cáncer de mama, hirsutismo, pubertad precoz, etc.).
Aunque su eficacia en acné ha sido ampliamente reconocida, recientemente ha salido una alerta de la AEMPS asociando este medicamento al aumento de riesgo de meningioma (un tumor intracraneal benigno). Por eso, se recomienda usarlo a dosis bajas y solo cuando otras alternativas no sean posibles o resulten ineficaces. Consulta con tu dermatólogo o médico y no te asustes si este es tu caso y tienes dudas.
Espironolactona
La espironolactona es un diurético con propiedades antiandrogénicas.
El mecanismo de acción es competir con la testosterona en la unión al receptor de andrógenos de la glándula sebácea. La dosis oscila entre 50 y 200 mg al día, tomado con las comidas para aumentar su absorción.
Los efectos secundarios más frecuentes son el dolor mamario y las irregularidades menstruales. Hay que tener en cuenta que es un fármaco no aprobado para el acné y que se utiliza fuera de ficha técnica.
En un estudio reciente que incluyó 395 pacientes de la Clínica Mayo tratadas con espironolactona, se constató una respuesta completa en el 66,1 % de los casos y una respuesta mayor del 50 % en el 85,1 %. La dosis mediana fue de 100 mg/día. Eso sí, la respuesta es lenta y, en las pacientes del estudio, la máxima respuesta se alcanzó en 3 a 5 meses de mediana.
Se produjeron efectos adversos en el 10,4 % de las mujeres y solo 25 pacientes tuvieron que suspender la medicación por dichos efectos. Por ello, los autores concluyen que la espironolactona es una medicación segura para el tratamiento del acné de la mujer adulta.
Metformina
La metformina es un antidiabético oral para el tratamiento de la diabetes tipo 2 en adultos. De nuevo la utilizamos en el acné fuera de ficha técnica, puesto que tiene más propiedades que el descenso de la glucosa en sangre.
Se ha evaluado como adyuvante a otros tratamientos, demostrando en ensayos clínicos el descenso del número de lesiones cutáneas de acné con mínimos efectos secundarios.
La metformina es especialmente útil en las pacientes adultas con acné y síndrome de ovario poliquístico. Esto se debe a que disminuye las lesiones de acné, baja el índice de masa corporal, mejora el perfil glucémico y lipídico y también el hirsutismo.
Flutamida
La flutamida es un antiandrógeno no esteroideo utilizado en el tratamiento del cáncer de próstata.
No obstante, se ha utilizado ampliamente y de forma eficaz para el tratamiento del acné, el hirsutismo y la alopecia androgénica en mujeres con hiperandrogenismo.
En 2017, la AEMPS sacó una nota en la que informaba de que 10 mujeres a las que se les fue prescrita la flutamida con estas indicaciones tuvieron alteraciones hepáticas. De ellas, ocho se recuperaron pero dos acabaron en trasplante hepático, falleciendo una de ellas posteriormente. Debido a este riesgo de hepatotoxicidad, los dermatólogos hemos dejado de prescribirla.
¿Se puede tratar el acné en una paciente que está buscando quedarse embarazada?
La respuesta breve es que sí.
Sin embargo, tenemos muchas limitaciones, puesto que en el embarazo están contraindicados la mayoría de los tratamientos efectivos para el acné.
Priorizaremos en primer lugar el tratamiento tópico en los acnés leves a moderados, usando agentes como el ácido azelaico, el ácido glicólico, el ácido salicílico y el peróxido de benzoilo, entre otros.
En casos de acné grave que necesite tratamiento sistémico, favoreceremos el uso de antibióticos como penicilinas, cefalosporinas y eritromicina, por ser los únicos que tienen cierta evidencia de su seguridad en el embarazo.
Conclusión sobre el tratamiento del acné de la mujer adulta
Al igual que en todos los tipos de acné, en el acné de la mujer adulta tenemos muchas opciones terapéuticas.
En consulta podemos considerar esas opciones y elegir la que más se adapte a las necesidades de las pacientes.
Si eres mujer, adulta y padeces de acné de difícil control, no dudes en consultar a tu dermatólogo para que te ayude a mejorar. Hay muchísimo que podemos hacer.
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