Los lunares en los niños * suelen ser un motivo de preocupación de los padres, sobre todo cuando los tienen en gran cantidad.
Esto se debe a que los lunares pueden parecerse mucho a un melanoma. Existen, básicamente, dos tipos de lunares: los congénitos y los adquiridos.
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Lunares congénitos
Los nevos melanocíticos congénitos son los lunares que se presentan al nacimiento. En función del tamaño, los clasificamos en pequeños (<1,5 cm.), medianos (1,5 – 10 cm.), grandes (> 20 cm.) y gigantes (> 40 cm.).
Hoy en día, no se recomienda la extirpación profiláctica de nevos congénitos pequeños y medianos, práctica muy común en el pasado. Se suelen recomendar controles periódicos, que sobre todo son importantes a partir de la pubertad. Esto se debe a que el riesgo de melanoma en la infancia es muy bajo.
Lunares congénitos grandes y gigantes: ¿qué hacer?
Lo primero es mantener la calma y contactar con un especialista en tratar y seguir este tipo de lesiones.
Este tipo de lunares suelen ser imposibles de extirpar quirúrgicamente. Además de ello, en estos pacientes puede haber riesgo de melanoma en sistema nervioso central y otros lugares fuera de la piel, por lo que una extirpación completa de estos lunares, aún de ser posible, no eliminaría completamente el riesgo de desarrollar un melanoma.
Los lunares congénitos gigantes o grandes, a menudo tienen repercusión psicosocial y estos niños tienen más probabilidad de tener ansiedad, depresión y problemas en su entorno.
La Asociación Española de Nevus Gigante Congénito (ASONEVUS) tiene en su web consejos para padres cuyos hijos padezcan esta dolencia.
Lunares adquiridos durante la infancia: ¿son importantes?
Los lunares adquiridos durante la infancia o nevos melanocíticos adquiridos se presentan típicamente a partir de los 6 meses de vida. Normalmente, adquieren su máximo número alrededor de los 30 años. Al final de la primera década de vida, hay una media de 15-30 lesiones en pacientes de raza blanca, y de 5-10 en africanos, asiáticos y nativos americanos.
Factores que aumentan la aparición de lunares adquiridos
Los factores que determinan el número de lunares en los niños son genéticos y ambientales:
- La exposición al sol (especialmente si es intermitente e intensa).
- Tipo de piel (más frecuentes en las pieles claras de la raza blanca).
- Alteraciones en distintos genes.
¿Cómo saber si los lunares son normales?
Un lunar normal en un niño típicamente será pequeño, de aspecto uniforme, bien delimitado, ovoide-redondeado, de color homogéneo y de entre 2 y 6 mm. de diámetro.
En los adultos solemos recomendar que, ante la aparición de un nuevo lunar o la modificación de uno existente, acudamos a nuestro dermatólogo para que nos valore. En los niños, sin embargo, el crecimiento o la aparición de nuevos lunares puede ser normal durante la infancia, por lo que esta actuación no sería muy práctica.
La tradicional regla ABCDE para detectar un melanoma a veces no es suficiente en los niños, y se ha propuesto una modificación para usar en la detección del melanoma pediátrico: la regla ABCD pediátrica:
- A (amelanotic): muchas veces son melanomas amelanóticos (es decir, carecen de pigmento).
- B (bleeding, bumps): suelen ser más gruesos que en los adultos y producir sangrado.
- C (uniform color): ante una lesión sin pigmento, que sangra y con color uniforme en un niño, hay que sospechar melanoma.
- D (variable diameter, de novo development): si una lesión reúne las características anteriores y además crece y no estaba presente previamente, de nuevo hay que sospechar una lesión melanocítica maligna.
¿Puede un lunar adquirido convertirse en un melanoma?
La respuesta breve sería que sí. Sin embargo, esto tiene muchos matices:
- Solo 3 de cada 10 melanomas se desarrollan sobre un lunar previo.
- Prácticamente el 100 % de la población tiene lunares adquiridos.
- En niños con lunares adquiridos, el riesgo en toda la vida de transformación en un melanoma es de 1 entre 10.000, siendo más del 50% de los melanomas sin lunar previo. De esto se deduce que extirpar todos los lunares para evitar los melanomas es tan absurdo como ineficaz.
- Solo el 1 % de todos los melanomas se ve en pacientes menores de 20 años.
¿Son peligrosos los lunares de palmas y plantas?
Existe el mito de que los lunares de las palmas y las plantas son peligrosos. La respuesta breve es que no tienen por qué serlo. Los lunares en estas localizaciones pueden tener un aspecto diferente, dado que en las palmas y las plantas la piel es distinta.
Normalmente son planos, debido al espesor del estrato córneo (la capa más superficial de la piel) y muestran patrones diferenciados que con la dermatoscopia podemos identificar.
¿Qué podemos hacer para disminuir el riesgo de melanoma en los niños?
Aunque la respuesta es muy intuitiva, no está de más enfatizar lo obvio.
Hoy sabemos que el uso de una fotoprotección adecuada en la infancia reduce en un 40 % el riesgo de desarrollar melanoma antes de los 40 años.
Este simple dato debería ser razón suficiente para concienciar a padres, instituciones educativas y asociaciones privadas de la importancia de la protección solar en la infancia. Y, obviamente, no hablamos solo de crema solar sino también de la protección física: ir por la sombra, cubrir la piel con ropa y emplear gafas de sol.
¿Qué niños se benefician de realizar un seguimiento periódico de sus lunares?
Lo ideal sería que se realizase un seguimiento regular de los lunares en los niños con alto riesgo de melanoma, entre los que se incluirían los siguientes:
- Nevos melanocíticos congénitos grandes o gigantes.
- Más de 50 nevos melanocíticos adquiridos.
- Historia familiar de melanoma.
- Exposición a radiación solar excesiva.
- Piel muy clara.
- Pacientes inmunodeprimidos.
En el resto de niños con lunares normales y sin factores de riesgo lo ideal es insistir en una fotoprotección adecuada y en la autoexploración. En caso de duda, y como siempre, no dudes en consultar a tu dermatólogo.
* Nota: en esta entrada empleo el término coloquial «lunar» como sinónimo de «nevus melanocítico». La forma correcta de denominarlo en español sería «nevo melanocítico» (plural, «nevos melanocíticos»). «Nevus» es un término latino cuyo plural sería «nevi». Es frecuente encontrar en textos médicos el plural «nevus melanocíticos» pero debe evitarse su uso, pues es incorrecto.
** Nota: la imagen de la portada está obtenida de la web dermoscopedia.com y está sujeta a una licencia Creative Commons.
Referencias:
- Fitzpatrick’s Dermatology 9th Edition.
- Watts CG, Drummond M, Goumas C, Schmid H, Armstrong BK, Aitken JF, et al. Sunscreen use and melanoma risk among young Australian adults. JAMA Dermatology 154(9):1001-9. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/30027280
- Levy R, Lara-Corrales I. Melanocytic nevi in children: A review. Vol. 45, Pediatric Annals. Slack Incorporated; 2016. p. e293-8. Disponible en: ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27517357