Que los influencers no son dermatólogos es algo que los profesionales de la salud tienen claro.
A menudo vemos en Internet cómo se recomiendan tratamientos y productos que no resultan adecuados para todos los casos. El hecho de carecer de la formación necesaria lleva a las personas que comparten sus experiencias a confundir a sus seguidores. Un problema importante, sobre todo si se tiene en cuenta que a veces cuentan con millones de seguidores.
La figura de los dermatólogos influencers
Conviene tener en cuenta que los pacientes hacen consultas de dermatología por Internet. Es decir, buscan información de calidad sobre sus problemas de piel. Se preocupan por su salud, y esto es algo que sin duda es positivo en su justa medida.
Desde esa perspectiva, los mejores dermatólogos tendrán que tratar de llegar a los pacientes dentro y fuera de la consulta. En ese sentido, cosas como tener un blog de dermatología resultan clave para comunicarse con los pacientes de forma eficaz. Este tipo de propuestas permiten al profesional hacer llegar datos solventes, seguros y rigurosos.
En ese sentido, podríamos decir que esa es la figura del dermatólogo influencer. No se trata de publicar contenido vacío en la red, subirse a modas o devaluar la profesión, sino de aproximarse a los pacientes en los espacios y canales que utilizan para informarse.
¿Entonces hay que ir en contra de los influencers?
No, no se trata de una guerra. El objetivo debería ser común: aliarse por el bienestar de las personas. El problema real radica en quienes comunican información confusa sin criterio médico: ponen en riesgo la salud pública. Y eso es peligroso.
Desde nuestro punto de vista, los influencers tienen la capacidad de concienciar a la gente sobre temas importantes. Hablamos de cosas como utilizar protectores solares, tener unos cuidados básicos de la piel o incluso comentar sus experiencias con problemas de salud que han superado.
Por su parte, los dermatólogos son quienes tratan y prescriben para esos problemas. Si comunican en la red, mejor que mejor, claro. Pero en realidad son figuras que pueden y deben complementarse. Si se convierten en dermatólogos influencers, o colaboran en espacios en Internet de terceros, estaríamos ante una magnífica estrategia para mejorar la salud de las personas.